Es una de las ciudades más antiguas de Hungría, y sus 17,000 habitantes se enorgullecen de su historia y tradiciones. Destaca la Casa del Arte Popular, con 200 años de antigüedad, cuyas coloridas pinturas florales, realizadas por artesanas locales, decoran murales, platos, muebles y otros objetos cotidianos. Kalocsa es también famosa por su pimentón, que aquí se cuelga y seca por doquier. Este ingrediente, símbolo de Hungría, es el motor económico de la región que rodea la ciudad.