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Con 1.770 millas (2.849 km), el Danubio es el segundo río más largo de Europa y atraviesa cuatro capitales, más que ningún otro río en el mundo. Todas ellas se pueden descubrir en apenas ocho días llenos de experiencias inolvidables. Embarque en su lujoso barco en la “Fortaleza Blanca” de Belgrado, la cautivadora capital de Serbia y una de las ciudades habitadas de manera continua más antiguas de Europa. A continuación, navegue hacia Croacia, donde una parada en Vukovar revela la fortaleza y el espíritu de su población durante la Guerra de Independencia en la década de 1990. Hungría es la siguiente etapa, con tiempo para visitar la histórica Kalocsa, conocida como la “Capital Mundial del Pimentón”, y Budapest, cuya majestuosidad a ambos lados del Danubio la convierte en una de las ciudades más bellas de Europa. El viaje continúa con otras dos impresionantes capitales del Danubio: Bratislava, en Eslovaquia, con su encanto propio e inconfundible, y Viena, en Austria, la inigualable ciudad de músicos y monarcas.
La actual capital de Serbia ha tenido un papel destacado por su ubicación estratégica. Símbolo de numerosos conflictos, hoy su emblema es la fortaleza sobre los ríos Danubio y Sava. Hay mucho por descubrir, como el único baño turco conservado de principios del siglo XIX y el Museo Nacional. Su rica mezcla cultural también se refleja en la gastronomía, con platos influenciados por las cocinas turca y húngara, y repostería con toques austriaco-bohemios. ¡Un verdadero placer para los sentidos!
Vukovar, la ciudad más oriental de Croacia, renació con orgullo tras el asedio de 1991. Hoy, su casco antiguo restaurado da la bienvenida a visitantes del mundo entero. Impresionan la emblemática Torre del Agua, herida y resistente; el Cementerio Conmemorativo Nacional, conmovedor testimonio del conflicto; y el elegante Palacio Eltz, sede del museo de la ciudad. Una visita que entrelaza memoria, arte y espíritu indomable.
Es una de las ciudades más antiguas de Hungría, y sus 17,000 habitantes se enorgullecen de su historia y tradiciones. Destaca la Casa del Arte Popular, con 200 años de antigüedad, cuyas coloridas pinturas florales, realizadas por artesanas locales, decoran murales, platos, muebles y otros objetos cotidianos. Kalocsa es también famosa por su pimentón, que aquí se cuelga y seca por doquier. Este ingrediente, símbolo de Hungría, es el motor económico de la región que rodea la ciudad.
No es de extrañar que muchos cineastas hayan elegido Budapest como escenario; películas como EVITA, INFERNO y SPY se rodaron aquí. Budapest impresiona como metrópoli y ciudad balneario, con su barrio del Castillo y el emblemático Puente de las Cadenas. Destacan las casas de colores pastel en Herrengasse, la Galería Nacional y el Laberinto, que también sirvió como prisión. Su preso más famoso fue Vlad Tepes de Transilvania, conocido en la historia y en los cuentos como el Conde Drácula. ¡Aquí hay mucho por ver y experimentar!
Antes considerada una ciudad gris, Bratislava se ha convertido en una verdadera perla del Danubio. Su casco antiguo es una joya de la arquitectura medieval y barroca, con calles empedradas y edificios históricos como la Catedral de San Martín, el Ayuntamiento y el Castillo. Bratislava es hoy una ciudad vibrante y moderna, que atrae visitantes de todo el mundo gracias a su rica historia, su encanto y su gastronomía.
Tulln, una de las ciudades más antiguas de Austria, combina historia imperial, belleza natural y arte. Fundada por los romanos como Comagena, conserva un encantador centro histórico, jardines exuberantes y el legado del artista Egon Schiele. La fuente de los Nibelungos recuerda la leyenda de Kriemhild y el rey Etzel. A orillas del Danubio, esta “ciudad de las flores” florece con elegancia y poesía.
El hermoso valle de Wachau forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO y es conocido por sus históricos viñedos. Deslícese por paisajes impresionantes y encantadores a la vez. Admire los pintorescos pueblos, los antiguos castillos y las laderas en terrazas a lo largo del Danubio. Déjese envolver por la perfecta combinación de belleza natural y arquitectura centenaria. No hay mejor panorama.
Viena es una sinfonía de elegancia imperial y vitalidad moderna. Antiguo corazón de imperios, hoy seduce con sus palacios barrocos, la majestuosidad de su catedral y museos de clase mundial. Aquí resonaron Mozart y Strauss, pero también vibra el arte contemporáneo. Cafeterías históricas invitan a saborear un Apfelstrudel, mientras carruajes cruzan plazas que respiran historia y refinamiento.