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Pasa más de una semana recorriendo los Países Bajos, Alemania, Francia y Suiza, déjate envolver por las tradiciones, costumbres y alegres mercados navideños que cada país celebra desde hace siglos. Comienza tu travesía en Ámsterdam, la deslumbrante "Venecia del Norte" y navega hacia el sur hasta Colonia, cuya catedral de torres gemelas alberga el Santuario de los Reyes Magos. Disfruta de un auténtico espectáculo visual en el desfiladero del Rin, donde más de una treintena de castillos medievales adornan el paisaje. Continúa hacia Rüdesheim, un pueblo de cuento situado en el corazón de la región vinícola del Rheingau, célebre por su vino Riesling. Otras paradas destacadas en Alemania incluyen Fráncfort, cuyo mercado navideño, uno de los más antiguos del país, se remonta a 1393, y Mannheim, con su majestuoso palacio barroco que nunca deja de sorprender. Tu aventura concluye en la encantadora Estrasburgo, en Francia, y en Basilea, donde se encuentran las fronteras de Suiza, Alemania y Francia.
Ámsterdam, capital de los Países Bajos, deslumbra con sus canales, historia y arte. En la Plaza de los Museos, se exhiben obras de Rembrandt y Van Gogh, mientras que la Casa de Ana Frank conmueve con su relato. Más allá del centro, hay rutas de ciclismo, lagos y canales para deportes acuáticos. Su vibrante vida nocturna y coffee shops completan la experiencia en esta ciudad única.
Utrecht cautiva con su armonía entre historia y modernidad. La Torre de la Catedral corona una ciudad de canales únicos, con terrazas al nivel del agua, boutiques y cafés. La Casa Rietveld-Schröder deslumbra con su diseño vanguardista, y museos como el Centraal y el del Ferrocarril enriquecen la experiencia. Con su ambiente universitario y patrimonio cultural, Utrecht vibra con energía y encanto holandés.
Köln, fundada por los romanos en el año 50 d. C., creció gracias al Rin y se convirtió en un próspero centro comercial. En la Edad Media fue clave en la Liga Hanseática y un foco de saber. Pese a guerras y destrucción en la Segunda Guerra Mundial, la ciudad renació y hoy combina industria, historia y cultura. Su símbolo es la imponente Catedral de Colonia, joya gótica y Patrimonio de la Humanidad.
Rüdesheim, con sus edificios históricos, callejuelas sinuosas y los viñedos circundantes, es un destino turístico popular. La historia de la ciudad se remonta a la época romana y ha sido influenciada por diversas culturas y tradiciones. Uno de los puntos destacados de Rüdesheim es su cultura del vino. Aquí se encuentran algunos de los mejores viñedos de Alemania, famosos en particular por su Riesling. Una atracción popular es el teleférico de Rüdesheim, que ofrece vistas impresionantes. No se pierda la famosa bebida llamada Rüdesheimer Kaffee, una especialidad de café preparada con Asbach Uralt, un tipo de brandy alemán, y coronado con nata montada.
Fráncfort del Meno, con raíces romanas, creció como centro comercial y ciudad libre del Imperio. En el Renacimiento destacó en la imprenta y más tarde en la ciencia con su universidad. Tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, resurgió como capital financiera europea, sede del Banco Central Europeo. El río Meno ha sido clave para su desarrollo, conectando y nutriendo esta ciudad dinámica y cosmopolita.
Mannheim, conocida como la “ciudad de los inventos”, vio nacer el automóvil y la bicicleta. Su imponente castillo barroco, el segundo más grande de Europa tras Versalles, domina el paisaje junto al Rin. El casco urbano en cuadrícula, la icónica Torre de Agua y museos como la Kunsthalle y los Reiss-Engelhorn completan una ciudad vibrante y cosmopolita, ideal para quienes buscan cultura con un toque de innovación.
Speyer se encuentra en el suroeste de Alemania y tiene una rica historia. En el corazón de la ciudad se encuentra la Catedral de Speyer, un magnífico ejemplo de arquitectura románica que es uno de los edificios más grandes de su tipo en todo el mundo. Los visitantes de la catedral pueden admirar su interior magnífico, con complejas bóvedas, vidrieras artísticas y un gran órgano del siglo XVIII. Además de la catedral, Speyer también alberga el Museo Tecnológico de Speyer. El museo muestra una amplia colección de coches antiguos, aviones, locomotoras y otros maravillas técnicas de diferentes épocas.
Estrasburgo es una hermosa ciudad francesa situada cerca de la frontera alemana. Conocida por su rica historia y su impresionante arquitectura, es hogar de la impresionante catedral de Notre-Dame y su icónica torre de reloj. Además, cuenta con el pintoresco barrio de La Petite France, que se encuentra junto al río Ill y está lleno de calles empedradas y casas con entramado de madera. La ciudad es también el hogar del Palais Rohan, un impresionante edificio del siglo XVIII que actualmente alberga tres museos.
Breisach, en Baden-Württemberg junto al Rin y cerca de Francia, combina historia, vino y naturaleza. Su catedral de San Esteban, del siglo XIII, mezcla estilos románico y gótico. En el corazón de la región vinícola de Baden, es famosa por sus vinos blancos y espumosos. Rodeada por la Selva Negra, ofrece paisajes únicos, pueblos encantadores y tradiciones como los relojes de cuco y el soplado de vidrio.
Basilea, en la confluencia del Rin y las fronteras con Alemania y Francia, combina historia, arte e innovación. Con raíces romanas, floreció en la Edad Media como centro cultural y de imprenta. Hoy destaca por su industria farmacéutica y museos de prestigio. Su catedral gótica del siglo XIII es un emblema de la ciudad, al igual que su célebre Fasnacht, un carnaval único que atrae a miles cada febrero.