Rutas
Mi cuenta
Galería
You are located in United States.Your booking will be managed in « $ ».
Compartir ruta:
Share Link on Facebook Share Link on Twitter Share Link on WhatsApp Share Link via E-Mail
Pase parte de sus doce días de Navidad entre Alemania y los Países Bajos a bordo de un maravilloso crucero por los ríos Meno y Rin. Disfrute de las tradiciones y costumbres del Adviento que se celebran en cada parada, como en la animada Fráncfort, cuyo Mercado de Navidad, uno de los más antiguos de Alemania, se remonta a 1393. También podrá visitar el encantador pueblo vinícola de Rüdesheim, Colonia, con su impresionante catedral de torres gemelas y otros puertos llenos de encanto. Incluso la naturaleza parece unirse al espíritu navideño mientras el barco navega por el desfiladero del Rin, rodeado de una treintena de castillos y la legendaria Roca de Lorelei. El viaje termina en los Países Bajos, con tiempo de sobra para disfrutar del ambiente festivo de Ámsterdam, la deslumbrante "Venecia del Norte".
Fráncfort del Meno, con raíces romanas, creció como centro comercial y ciudad libre del Imperio. En el Renacimiento destacó en la imprenta y más tarde en la ciencia con su universidad. Tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, resurgió como capital financiera europea, sede del Banco Central Europeo. El río Meno ha sido clave para su desarrollo, conectando y nutriendo esta ciudad dinámica y cosmopolita.
Rüdesheim, con sus edificios históricos, callejuelas sinuosas y los viñedos circundantes, es un destino turístico popular. La historia de la ciudad se remonta a la época romana y ha sido influenciada por diversas culturas y tradiciones. Uno de los puntos destacados de Rüdesheim es su cultura del vino. Aquí se encuentran algunos de los mejores viñedos de Alemania, famosos en particular por su Riesling. Una atracción popular es el teleférico de Rüdesheim, que ofrece vistas impresionantes. No se pierda la famosa bebida llamada Rüdesheimer Kaffee, una especialidad de café preparada con Asbach Uralt, un tipo de brandy alemán, y coronado con nata montada.
Koblenz, en la confluencia del Rin y el Mosela, fue fundada por los romanos como “Confluentes”. Su posición estratégica la convirtió en fortaleza y centro comercial clave. Hoy, conserva murallas y torres medievales que evocan su pasado. Destacan la Fortaleza de Ehrenbreitstein, el Deutsches Eck y su encantador casco antiguo. El paisaje fluvial, con castillos y viñedos, completa el encanto histórico de la ciudad.
Köln, fundada por los romanos en el año 50 d. C., creció gracias al Rin y se convirtió en un próspero centro comercial. En la Edad Media fue clave en la Liga Hanseática y un foco de saber. Pese a guerras y destrucción en la Segunda Guerra Mundial, la ciudad renació y hoy combina industria, historia y cultura. Su símbolo es la imponente Catedral de Colonia, joya gótica y Patrimonio de la Humanidad.
Ámsterdam, capital de los Países Bajos, deslumbra con sus canales, historia y arte. En la Plaza de los Museos, se exhiben obras de Rembrandt y Van Gogh, mientras que la Casa de Ana Frank conmueve con su relato. Más allá del centro, hay rutas de ciclismo, lagos y canales para deportes acuáticos. Su vibrante vida nocturna y coffee shops completan la experiencia en esta ciudad única.