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Disfruta de una semana explorando una de las secciones más cautivadoras del Bajo Danubio. Su viaje comenzará y terminará en Belgrado, la histórica capital de la antigua Yugoslavia y la vibrante capital de la actual Serbia. Pondremos rumbo a la pintoresca Donji Milanovac, un lugar rodeado de un entorno natural virgen que es, sencillamente, impresionante. Este cautivador paisaje es solo el preludio de su espectacular travesía por las majestuosas Puertas de Hierro, una serie de gargantas que definen la frontera natural entre Serbia y Rumanía. Con sus escarpadas paredes rocosas y riberas cubiertas de frondosos bosques, este tramo del río ofrece una auténtica muestra de la naturaleza en su máxima expresión. También visitará Giurgiu, en Rumanía, donde podrá cruzar su «puente de la amistad» hacia Ruse, la colorida Pequeña Venecia de Bulgaria. Seguiremos hasta Svishtov, el puerto más meridional del río, y Vidin, hogar del único castillo medieval completamente preservado en el país, famoso también por su rica tradición vinícola. El viaje culminará con una visita a Turnu Severin, en Rumanía, donde podrá contemplar las ruinas del Puente de Trajano, visibles desde el río. Este fue el primer puente del Bajo Danubio y uno de los mayores logros arquitectónicos de la Antigua Roma.
La actual capital de Serbia ha tenido un papel destacado por su ubicación estratégica. Símbolo de numerosos conflictos, hoy su emblema es la fortaleza sobre los ríos Danubio y Sava. Hay mucho por descubrir, como el único baño turco conservado de principios del siglo XIX y el Museo Nacional. Su rica mezcla cultural también se refleja en la gastronomía, con platos influenciados por las cocinas turca y húngara, y repostería con toques austriaco-bohemios. ¡Un verdadero placer para los sentidos!
Donji Milanovac, en el corazón del desfiladero de Veliki Kazan y el Parque Nacional Đerdap, deslumbra por su belleza serena y su riqueza arqueológica. Cerca de aquí se encuentra Lepenski Vir, una joya prehistórica donde se hallaron esculturas y herramientas de hace 9.000 años. Naturaleza imponente, historia milenaria y una atmósfera cinematográfica convierten este destino en una experiencia única.
Como un semicírculo que abraza el río, Vidin se alza majestuosa bajo la fortaleza medieval de Baba Vida. Testigo de imperios romanos, otomanos y batallas fronterizas, ofrece hoy histórico contraste: desde iglesias ortodoxas y mezquita hasta sinagoga restaurada y arquitectura del socialismo. Su casco antiguo deslumbra, la ribera inspira, y el vino local celebra su renacimiento.
Giurgiu, antaño escala del legendario Orient Express, seduce hoy a los viajeros más exigentes con su historia y encanto fluvial. A orillas del Danubio, su torre del reloj otomana y las ruinas de la fortaleza del siglo XIV evocan un pasado estratégico. Conectada por un majestuoso puente de acero con Bulgaria, esta ciudad fronteriza invita a descubrir la elegancia de una Europa menos transitada.
Ruse, conocida como la “Pequeña Viena” de Bulgaria, cautiva con su elegancia neobarroca y neorrococó. A orillas del Danubio, esta ciudad portuaria despliega bulevares amplios, plazas verdes y joyas arquitectónicas como la Ópera, el Palacio de Justicia y el majestuoso Puente de la Libertad. Reconocida con el Sello de Patrimonio Cultural Europeo, Ruse invita a pasear, admirar y dejarse sorprender.
¡Bienvenidos al punto más meridional del Danubio! Svistov, marcada por siglos de guerras y acuerdos históricos, ha sabido reinventarse como ciudad universitaria y cultural. Hoy, sus callejuelas y su encantadora ribera invitan a pasear entre arquitectura histórica y tranquilidad fluvial. Desde lo alto, la catedral de la Santa Trinidad —erigida en 1867— vela majestuosa sobre esta joya del Danubio búlgaro.
Drobeta-Turnu Severin, en la región de Valaquia, cautiva con sus vestigios romanos y elegancia señorial. La fortaleza de Severin del siglo XIII se alza cerca de los restos deL imponente Puente de Trajano, que antaño cruzaba el Danubio. Pasee entre ruinas romanas, descubra los jardines de rosas y deguste vinos blancos locales. Una parada refinada donde la historia se funde con la belleza del paisaje.