Rutas
Mi cuenta
Galería
You are located in United States.Your booking will be managed in « $ ».
Compartir ruta:
Share Link on Facebook Share Link on Twitter Share Link on WhatsApp Share Link via E-Mail
Once días en el sur de Francia son más que suficiente para enamorarse perdidamente de este lugar de ensueño. Comience en Lyon, ciudad con 2000 años de historia y una gastronomía de renombre mundial, donde visitará la inspiradora Place Bellecour, una de las mayores plazas de Europa. A continuación, pondremos rumbo a Chalon-sur-Saône, famoso por su arquitectura art nouveau, y a Mâcon, donde una botica de la época de Luis XV le ofrecerá una interesante visión sobre las prácticas médicas del siglo XVIII. El viaje continuará por Trévoux, hogar de un castillo feudal en ruinas; la majestuosa Aviñón; Arlés, la villa que cautivó a Van Gogh; y Viviers, donde podrá asistir a una lección sobre la recolección de trufas y contemplar arte rupestre prehistórico. Disfrute de una cena en la cubierta* del barco mientras recorre el espectacular delta del Ródano; será una velada inolvidable. Entre los puntos culminantes de esta travesía se incluyen el monumental Palacio de los Papas, una cata de vinos en Châteauneuf-du-Pape y diversas excursiones activas que le permitirán explorar este destino desde una perspectiva diferente.
Lyon es la Meca de los gourmets pero también es viajar por 2000 años de historia, a través del Museo de Bellas Artes el casco antiguo con calles empedradas. La Basílica de Notre-Dame y una magnífica vista sobre la ciudad y el campo. También es la pintura sobre seda en el elegante barrio obrero de La Croix-Rousse, el templo gastronómico Les Halles de Lyon de Paul Bocuse y es la mejor cocina de los Bouchons. Oh là là – ¡Cuánta sensualidad! ¡Cuánto placer!
Mâcon es una encantadora ciudad con coloridas casas antiguas y la iglesia de San Vicente, rodeada de viñedos y prados. Al caminar por la ciudad y llegar a la Place aux Herbes, vale la pena detenerse frente a la casa de madera Maison de Bois, observar la fachada, y descubrir encantadoras grotescas y criaturas fabulosas. Por cierto, el jugador de fútbol francés Antoine Griezmann nació en Mâcon.
Tan hermosa y tan apacible.… la ciudad de Tournus es casi idílica. Su acogedor casco antiguo, y la antigua abadía con la fachada de la maciza iglesia de San Filiberto (el edificio románico de grandes dimensiones más antiguo que se conserva en Francia) es de visita obligada. La variedad de formas de las bóvedas la hace especialmente cautivadora. También es interesante visitar el Hôtel-Dieu, un antiguo hospital con mobiliario histórico totalmente conservado y una farmacia hospitalaria del siglo XVII.
¡Quelle surprise! La belleza de Chalon-sur-Saône comienza en Quai Gambetta, donde atraca el barco. Caminando río arriba descubrirá esta encantadora ciudad, marcada por la huella de Julio César y que alberga un museo dedicado a la invención de la fotografía. En Chalon-sur-Saône destacan las casas de entramado de madera y las fachadas Art Nouveau. El Théâtre Piccolo, inspirado en la ópera real de Versalles, completa el encanto cultural de la ciudad.
Esta ciudad es una joya para los interesados en el ayer y el hoy. Vienne es una ciudad pequeña, pero ya contaba con 30.000 habitantes en el siglo II. El comercio y la navegación a vapor trajeron un boom en el siglo XIX. ¿Y qué se puede visitar aquí? Sin duda, el Museo Arqueológico, el complejo museístico de St-Romain-en-Gal con la Casa de los Dioses del Océano y los restos de las antiguas termas. Y después, lo mejor es sentarse en un café y disfrutar del presente.
Tain-l’Hermitage, frente a Tournon, es un destino irresistible para los amantes del vino y el chocolate. Entre viñedos legendarios, nacen los prestigiosos Hermitage y Crozes-Hermitage, emblemas del Ródano. En la Cité du Chocolat de Valrhona, el arte del cacao se convierte en experiencia sensorial: aromas intensos, texturas sedosas y sabores que conquistan a los paladares más exigentes.
Por la noche, las historias parecen revolotear desde los muros de las casas entre callejuelas estrechas y adoquines. Un paseo por Viviers es un viaje a la Edad Media, porque la antigua ciudad episcopal se salvó de la destrucción de la guerra, y mientras conoce su historia podrá visitar pequeñas tiendas y como imprescindible la catedral, con obras de arte tan especiales como los cinco tapices, tres de los cuales fueron regalados al obispo por Napoleón III. Un punto culminante en el sentido más estricto de la palabra es el mirador de la parte alta de la ciudad.
Châteauneuf-du-Pape, que significa literalmente “El nuevo castillo del Papa”, tiene una historia íntimamente ligada a la historia papal por su cercanía a Aviñón. Es famoso por sus vinos tintos de cuerpo completo, elaborados principalmente con uvas Grenache, a menudo mezcladas con Syrah y Mourvèdre. El pueblo está dominado por su imponente castillo, cuya historia se remonta al siglo IX.
Es un símbolo de la ciudad. El Pont Saint-Bénézet, que se curva sobre el Ródano, ha estado allí desde 1840 y se hizo famoso mundialmente por la canción Sur le pont d'Avignon. Quienes lo cruzan se encuentran frente al Palacio de los Papas, uno de los edificios medievales más grandes e importantes de Europa. Curiosamente, su construcción se debe a la pereza del arzobispo de Burdeos, que evitó viajar a Roma para su coronación papal; prefirió coronarse en Lyon y levantar un palacio en Avignon. Un verdadero monumento.
Esta joya de la Provenza está rodeada por algunos de los parques naturales más bellos de Europa. Arles es un símbolo destacado del arte y conserva testimonios de una historia rica en acontecimientos, desde su anfiteatro hasta las imponentes casas de patricios. Y, ¿qué sería Arles sin Van Gogh? Recorrer la ciudad bajo la mirada del artista resulta inolvidable.
Disfrutaremos de la puesta de Sol, amenizada con bebidas por la noche en la cubierta solar (si el clima lo permite) mientras su barco se desplaza silenciosamente a través del fascinante delta del Ródano.
Tarascon, con su aire legendario, seduce desde el origen: un dragón fluvial habría aterrorizado estas aguas en el siglo I. Su imponente fortaleza del siglo XV, la colegiata de Santa Marta —donde según la tradición está enterrada la figura bíblica— y su pintoresco casco antiguo invitan a explorar. Cada rincón narra historias entre mercados, callejuelas y mitos provenzales.