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Explore el corazón de Europa en un recorrido que se prolonga más allá de los 12 días festivos de Navidad. Este crucero de nada menos que 17 días navegará por las aguas del Danubio atravesando Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría, y le dará a conocer las encantadoras tradiciones navideñas de cada cultura. Comience en Passau, donde le esperan actividades de lo más apetecibles: mercados navideños, cerveza o incluso una excursión al mágico Salzburgo. Después, atraviese el valle de Wachau y contemple sus maravillas: castillos majestuosos, imponentes monasterios, exuberantes terrazas de viñedos... ¡un paisaje digno de postal! En Bratislava, descubrirá la cara divertida de la capital eslovaca, mientras que la elegancia de Budapest y la grandiosidad de Viena le dejarán sin aliento. En los encantadores mercados navideños, déjese guiar por el instinto para dar con exquisitas especialidades como pan de jengibre, castañas asadas, salchichas a la parrilla ¡y mucho más! Regrese a Passau para celebrar una Nochebuena y una Navidad que perdurarán para siempre en su memoria.
Donde confluyen el Danubio, el Inn y el Ilz, Passau despliega su encanto barroco entre callejuelas adoquinadas y cúpulas verdes. Antiguo centro de manufactura de espadas legendarias, hoy seduce con su vibrante vida universitaria, la imponente catedral de San Esteban —que alberga uno de los mayores órganos del mundo— y la fortaleza Veste Oberhaus, que domina esta joya a orillas de tres ríos.
Linz es a menudo recordada solo por la tarta de Linz y la Sinfonía de Linz de Mozart. La ciudad es subestimada, con su plaza principal barroca y su hermoso casco antiguo. También se encuentra allí el Palacio Thun, donde Mozart se alojó una vez para presentar al Conde Thun-Hohenstein una nueva sinfonía. Pero como no la tenía consigo, la escribió apresuradamente en Linz.
Ninguna visita al valle de Wachau está completa sin descubrir la Abadía de Melk, joya barroca de Austria. Fundada en 1089 sobre un promontorio que domina el Danubio, aún habitada por monjes benedictinos, alberga la escuela más antigua del país. Destacan su biblioteca de manuscritos antiguos, frescos espectaculares, escaleras de caracol y la majestuosa iglesia abacial. Una experiencia espiritual y artística incomparable.
Viena es una sinfonía de elegancia imperial y vitalidad moderna. Antiguo corazón de imperios, hoy seduce con sus palacios barrocos, la majestuosidad de su catedral y museos de clase mundial. Aquí resonaron Mozart y Strauss, pero también vibra el arte contemporáneo. Cafeterías históricas invitan a saborear un Apfelstrudel, mientras carruajes cruzan plazas que respiran historia y refinamiento.
Antes considerada una ciudad gris, Bratislava se ha convertido en una verdadera perla del Danubio. Su casco antiguo es una joya de la arquitectura medieval y barroca, con calles empedradas y edificios históricos como la Catedral de San Martín, el Ayuntamiento y el Castillo. Bratislava es hoy una ciudad vibrante y moderna, que atrae visitantes de todo el mundo gracias a su rica historia, su encanto y su gastronomía.
No es de extrañar que muchos cineastas hayan elegido Budapest como escenario; películas como EVITA, INFERNO y SPY se rodaron aquí. Budapest impresiona como metrópoli y ciudad balneario, con su barrio del Castillo y el emblemático Puente de las Cadenas. Destacan las casas de colores pastel en Herrengasse, la Galería Nacional y el Laberinto, que también sirvió como prisión. Su preso más famoso fue Vlad Tepes de Transilvania, conocido en la historia y en los cuentos como el Conde Drácula. ¡Aquí hay mucho por ver y experimentar!
Krems fue en la antigüedad un importante centro comercial y hoy es considerada una de las ciudades más hermosas de Austria. Entre sus lugares más destacados se encuentran el animado mercado de Körnermarkt, punto de encuentro tanto para locales como visitantes, y la histórica fábrica de tabaco, que en 1920 producía hasta 75.000 cigarros Virginia al año. Actualmente, parte de este edificio industrial ha sido reconvertido para albergar una universidad y una encantadora galería de arte, fusionando así historia, cultura y educación en un mismo espacio.
Está rodeado de un magnífico paisaje, pero su nombre aún evoca dolorosos recuerdos: Mauthausen, lugar donde se ubicó el mayor campo de concentración en suelo austriaco durante la Segunda Guerra Mundial. Mauthausen se mencionó por primera vez en el año 1208 con el término «Muthusen».
Los trapenses son una orden de la Iglesia Católica Romana, conocidos como «Cistercienses de la Estricta Observancia». En su monasterio de Engelhartszell, Austria, elaboran una excelente cerveza. Además, el lugar cuenta con una elegante iglesia rococó y, cerca, la histórica fortaleza de Oberranna, que también merece una visita. ¡Salud y a disfrutar de una buena cerveza trapense!