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¿ Desea una feliz y encantadora Navidad? ¡en este crucero seguro que lo conseguirá! Solo necesita hacer el check-in, y nosotros nos encargamos del resto. Cuando suba a bordo el 22 de diciembre en Frankfurt, su barco ya estará decorado festivamente. Desde la pintoresca ciudad de Miltenberg viajará a Bamberg y Wurzburgo, dos joyas bávaras donde pasará los días navideños, y que resultan especialmente románticas bajo el brillo de las luces navideñas. Maguncia, Mannheim, Rüdesheim y Coblenza también forman parte de su ruta. En Nochevieja, disfrutará por la tarde del animado ambiente en el casco antiguo de Colonia y luego se preparará a bordo para un festivo cambio de año. El día de Año Nuevo llegará a Ámsterdam, la última parada destacada y fin de su crucero de 12 días. ¡Le deseamos una feliz Navidad y un próspero 2027!
Fráncfort del Meno, con raíces romanas, creció como centro comercial y ciudad libre del Imperio. En el Renacimiento destacó en la imprenta y más tarde en la ciencia con su universidad. Tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, resurgió como capital financiera europea, sede del Banco Central Europeo. El río Meno ha sido clave para su desarrollo, conectando y nutriendo esta ciudad dinámica y cosmopolita.
Miltenberg parece detenida en el tiempo: entramados perfectos, calles que susurran leyendas y una plaza que respira historia. Desde el castillo Mildenburg hasta el Hotel zum Riesen —donde durmieron reyes y se contaron historias de brujas—, todo invita a imaginar. En sus torres aún resuenan ecos del pasado oscuro. Hoy, entre vinos de Franconia, pan rústico y embutidos, la ciudad seduce con una belleza serena y profunda.
Würzburg, en el norte de Baviera, combina historia, arte y vino. Destaca por su arquitectura barroca, como la imponente Residencia, Patrimonio de la Humanidad, la Fortaleza Marienberg y la Catedral de San Kilian. Sus museos, plazas y viñedos invitan a explorar la ciudad a pie o en bicicleta. Con vistas al río Main y una rica herencia cultural, Würzburg seduce con encanto y elegancia.
Bamberg, joya medieval de Baviera, deslumbra con su arquitectura barroca y pasión cervecera. Entre sus imprescindibles están la Alte Hofhaltung, la Catedral de 1002 y la Nueva Residencia con su rosaleda. La ciudad es famosa por sus cervecerías tradicionales, que la convierten en un paraíso para los amantes de la cerveza. Como curiosidad, aún se puede ver en funcionamiento la esclusa 100 del Canal Ludwig-Main-Danubio, operada manualmente.
Wertheim, donde el Main y el Tauber se abrazan, es una joya en la Ruta Romántica. Su casco antiguo enamora con callejuelas adoquinadas, casas de entramado de madera y la iglesia colegiata del siglo XIV. En lo alto, las ruinas del castillo —una de las más grandes de Alemania— ofrecen vistas espectaculares. Y al bajar, una copa de vino local o un licor Buddescheißer brindan el final perfecto a esta postal viva del norte de Baviera.
Mainz, a orillas del Rin, es cuna de la imprenta: aquí nació Johannes Gutenberg y revolucionó el mundo con los tipos móviles. Su legado se honra en el Museo Gutenberg, imperdible para los amantes de la historia. Entre callejuelas medievales, destacan la catedral milenaria, la Torre de Hierro del siglo XIII y el Palacio Electoral. Mainz también celebra el vino y el carnaval con la misma pasión que su rica herencia cultural.
Mannheim, conocida como la “ciudad de los inventos”, vio nacer el automóvil y la bicicleta. Su imponente castillo barroco, el segundo más grande de Europa tras Versalles, domina el paisaje junto al Rin. El casco urbano en cuadrícula, la icónica Torre de Agua y museos como la Kunsthalle y los Reiss-Engelhorn completan una ciudad vibrante y cosmopolita, ideal para quienes buscan cultura con un toque de innovación.
Rüdesheim, con sus edificios históricos, callejuelas sinuosas y los viñedos circundantes, es un destino turístico popular. La historia de la ciudad se remonta a la época romana y ha sido influenciada por diversas culturas y tradiciones. Uno de los puntos destacados de Rüdesheim es su cultura del vino. Aquí se encuentran algunos de los mejores viñedos de Alemania, famosos en particular por su Riesling. Una atracción popular es el teleférico de Rüdesheim, que ofrece vistas impresionantes. No se pierda la famosa bebida llamada Rüdesheimer Kaffee, una especialidad de café preparada con Asbach Uralt, un tipo de brandy alemán, y coronado con nata montada.
Rotterdam es una declaración de estilo: audaz, vanguardista y sorprendente. Tras la devastación de la guerra, renació como capital del diseño contemporáneo. Su perfil urbano, apodado el “Manhattan del Mosa”, deslumbra con rascacielos, el puente Erasmus —que se eleva como un cisne—, la torre Euromast y las icónicas Cubic Houses. Con arte, arquitectura y energía creativa, la ciudad mira al futuro con elegancia.
Ámsterdam, capital de los Países Bajos, deslumbra con sus canales, historia y arte. En la Plaza de los Museos, se exhiben obras de Rembrandt y Van Gogh, mientras que la Casa de Ana Frank conmueve con su relato. Más allá del centro, hay rutas de ciclismo, lagos y canales para deportes acuáticos. Su vibrante vida nocturna y coffee shops completan la experiencia en esta ciudad única.