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Y, ahora, algo completamente diferente: una incursión espectacular en los poco visitados Balcanes. El crucero comenzará con estilo desde Budapest, la vibrante reina del Danubio, con una salida nocturna entre las centelleantes luces de la capital húngara. Ponemos rumbo a Mohács, donde las determinantes batallas en 1526 y en 1687 marcaron el comienzo y el fin del control del Imperio Otomano en Hungría y donde conoceremos la colorida y cautivadora cultura de los busó. En Serbia pararemos en Novi Sad y podrá elegir sus excursiones: disfrutar del vino y de la miel; visitar una auténtica granja étnica, la enorme fortaleza de Petrovaradin o Donji Milanovac, la ciudad de las cien mil rosas, o conocer la capital, Belgrado, una de las ciudades continuamente habitadas más antiguas de Europa. Seguimos hacia Vidin en Bulgaria, uno de los tramos más meridionales del río, y Giurgiu, Rumanía. Por el camino, disfrutará de un crucero panorámico por la robusta garganta de las Puertas de Hierro. ¡Maravilloso!
No es de extrañar que muchos cineastas hayan elegido Budapest como escenario. EVITA, INFERNO y SPY se rodaron aquí. Budapest impresiona, es metrópoli y ciudad balneario, es el barrio del Castillo y el Puente de las Cadenas. Las Casas de colores pastel en Herrengasse, la Galería Nacional o el Laberinto, el cual también sirvió de prisión. Su preso más famoso: Vlad Tepes de Transilvania, que pasó a la historia y a los cuentos como el Conde Drácula. ¡Aquí hay mucho que ver y experimentar!
El puerto de Mohács, en Hungría, es un importante nudo de comunicaciones que conecta la región con otras partes de Europa. Este bullicioso puerto facilita el tráfico de embarcaciones comerciales y de recreo. El puerto tiene una importancia histórica ligada a la Batalla de Mohács, que hizo que esta parte de Hungría estuviera bajo control otomano durante muchos años. Este puerto sirve como recordatorio de la compleja y rica historia de Hungría.
Poco conocida, pero merece la pena visitarla: Novi Sad fue fundada en el siglo XVII y rápidamente se dio a conocer por el comercio y la producción. Además, la ciudad se convirtió en centro de la cultura serbia, lo que le valió el sobrenombre de «Atenas serbia». La calle Dunavska, que lleva el nombre del Danubio, cuenta con bonitos edificios de dos y tres plantas. También merece la pena visitar la Plaza de la Libertad, con el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María.
La actual capital de Serbia ha desempeñado históricamente un relevante papel por su situación estratégica. Símbolo de muchos conflictos, hoy la ciudad tiene como punto de referencia la fortaleza sobre el Danubio y el Sava. Aquí hay mucho que ver y experimentar, entre otras cosas, el único baño turco conservado de principios del siglo XIX, o el museo Nacional. Su mezcla cultural se presenta también en su gastronomía, donde destacan platos de influencias turcas y húngaras, y repostería con mezclas austriaco-bohemias. ¡Un placer para los sentidos!
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