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Le invitamos a pasar una semana a bordo de un crucero fluvial por Serbia, Rumanía, Croacia y Hungría para descubrir el florecimiento desde la caída del comunismo de estos países situados al este del telón de acero. Embarque en la bulliciosa Belgrado, donde podrá empaparse de la cultura y la historia de Serbia cuando esta aún formaba parte de la antigua Yugoslavia. Antes de dejar atrás Serbia, explore la bonita localidad de Golubac, próxima al Parque Nacional de Djerdap, donde se levanta una formidable fortaleza de 10 torres de la época medieval, así como el intocado entorno natural de Donji Milanovac. A continuación, ponga rumbo a Drobeta-Turnu Severin, en Rumanía, donde aún pueden vislumbrarse los restos del Puente de Trajano, el primer puente construido sobre el bajo Danubio y una de las mayores hazañas arquitectónicas de los romanos. Otro de los puntos memorables del recorrido es la travesía fluvial por la escarpada garganta de las Puertas de Hierro, la frontera entre Serbia y Rumanía. Después le espera Vukovar, en Croacia, donde podrá familiarizarse con la guerra de independencia del país en la década de los noventa del siglo pasado. Por último, adéntrese en Hungría y visite Kalocsa, la ciudad húngara del pimentón, antes de su grandiosa llegada a Budapest, que pondrá el broche perfecto a esta aventura.
La actual capital de Serbia ha desempeñado históricamente un relevante papel por su situación estratégica. Símbolo de muchos conflictos, hoy la ciudad tiene como punto de referencia la fortaleza sobre el Danubio y el Sava. Aquí hay mucho que ver y experimentar, entre otras cosas, el único baño turco conservado de principios del siglo XIX, o el museo Nacional. Su mezcla cultural se presenta también en su gastronomía, donde destacan platos de influencias turcas y húngaras, y repostería con mezclas austriaco-bohemias. ¡Un placer para los sentidos!
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Es una de las ciudades húngaras más antiguas, y sus 17.000 habitantes están orgullosos de su historia y sus tradiciones. Puede visitar, por ejemplo, la Casa del Arte Popular, de 200 años de antigüedad, con sus coloridos murales florales pintados por artesanas locales. Estos motivos también se pueden encontrar en platos, muebles y otros enseres domésticos. Kalosca es famosa por el pimentón, que aquí se cuelga y seca en todas partes. El pimentón es el emblema de Hungría y el principal negocio de la región que rodea Kalosca.
No es de extrañar que muchos cineastas hayan elegido Budapest como escenario. EVITA, INFERNO y SPY se rodaron aquí. Budapest impresiona, es metrópoli y ciudad balneario, es el barrio del Castillo y el Puente de las Cadenas. Las Casas de colores pastel en Herrengasse, la Galería Nacional o el Laberinto, el cual también sirvió de prisión. Su preso más famoso: Vlad Tepes de Transilvania, que pasó a la historia y a los cuentos como el Conde Drácula. ¡Aquí hay mucho que ver y experimentar!