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Su historia y ubicación geográfica convierten a los ríos de Europa en destinos privilegiados. Se hicieron famosos como rutas comerciales y son paisajes naturales sublimes. Aquí podrá experimentar la arquitectura, el arte y la gastronomía de una forma especial. En su día, Víctor Hugo dijo: “Como enormes trompetas, los mares cantan a la belleza de la tierra, el esplendor de las ciudades y la gloria de los pueblos”. Ya sea en el Danubio, el Rin, el Ródano, el Meno, el Mosela o el Saona, los barcos de Riverside Luxury Cruises, que ya de por sí son hermosos, le acercan a estas otras bellezas llenas de estilo.
El Danubio ha inspirado música, literatura y representaciones teatrales. Johann Strauss le dedicó un famoso vals y la escritora austriaca Bettina Balàka lo convirtió en el escenario de una exitosa novela policíaca («Eisflüstern»). La razón es evidente: la belleza natural del Danubio es insuperable. Unas veces fluye tranquilamente, otras se ensancha como un lago y otras se abre paso a través de estrechos valles.
El Rin. Un filón de actividad económica, hay que admitirlo. Pero, además, un río lleno de diversidad. Diversidad de cultura, vino y grandes ciudades. El Rin es Estrasburgo, Bingen y Ámsterdam, con sus canales y sus casas a dos aguas. ¿Y qué sería del romanticismo sin el Rin y el Rin sin el romanticismo? Quien menciona el Rin, escucha los sonidos de la leyenda artística de Loreley, bella y un poco cursi al mismo tiempo.
A lo largo del Meno hay viñedos con nombres divertidos como «Edelfrau» (aristócrata) y peces como los gobios del Mar Negro. Como su afluente más largo, el Meno conecta el Rin con el Danubio, uniendo así el Mar del Norte con el Mar Negro.
Recorrer el Mosela es como hacer un viaje en el tiempo. Un lento crucero por el río a través de la historia del país. Veamos un par de ejemplos cronológicos: la Catedral de Trier, el edificio más antiguo de Alemania, y la puerta de la ciudad construida por los romanos (siglo II a. C.), el impresionante Castillo de Eltz (siglo XII) y el casco antiguo de Bernkastel, con sus bonitas casas de entramado de madera.
El Ródano con el Riverside Ravel: se trata de un viaje por la Borgoña y el Ardèche hasta la Provenza. Visitará pueblos tranquilos y se sumergirá en la historia de ciudades fascinantes.
El Saona es un río bastante pequeño y con poco tráfico de mercancías, de hecho, los franceses no lo llaman «fleuve», sino que se refieren a él como «rivière». Desemboca en el Ródano, en Lyon, la meca de los gourmets. Es simplemente mágico.
