Por la noche, las historias parecen revolotear desde los muros de las casas. Callejuelas estrechas. Adoquines. Esta pequeña ciudad es una joya. Sí, un paseo por Viviers es un viaje a la Edad Media, porque la antigua ciudad episcopal se salvó de la destrucción de la guerra. Además de pequeñas tiendas, también hay grandes cosas que ver. Por ejemplo, la catedral, con obras de arte tan especiales como los cinco tapices, tres de los cuales fueron regalados al obispo por Napoleón III. Un punto culminante en el sentido más estricto de la palabra es el mirador de la parte alta de la ciudad. ¡Qué vistas de este lugar encantador!